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12 años después de DACA, “jóvenes soñadores” hablan de su experiencia luego de ser protegidos con DACA y de la necesidad de reformas migratorias

August 15, 2024
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12 años después de DACA, “jóvenes soñadores” hablan de su experiencia luego de ser protegidos con DACA y de la necesidad de reformas migratorias

15 de agosto de 2024

Por Cristina Mendoza, estudiante de Posgrado de la Universidad de Illinois en Chicago

El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) fue anunciado hace 12 años, el 12 de junio de 2012, y hoy, 15 de agosto, se cumplen 12 años desde que se comenzaron a aceptar solicitudes. DACA es un programa creado por la Presidencia de Estados Unidos que protege a ciertas personas indocumentadas, que ingresaron a Estados Unidos cuando eran niños, de los procedimientos de expulsión o remoción y les permite recibir autorización de trabajo que deben renovar cada dos años. A medida que han pasado los años, aquellas personas que fueron las primeras en recibir DACA ahora son adultas. Para saber más sobre sus experiencias con el programa, hablamos con cinco Jóvenes Soñadores, (personas beneficiarias de DACA), que han centrado sus carreras en torno a la lucha por los derechos de las personas migrantes. 

Las comunidades y organizaciones que trabajan por los derechos de las personas migrantes continúan demandando políticas migratorias y reformas legislativas más allá de DACA. Aunque DACA protege a las personas de la deportación, no proporciona un camino hacia la residencia permanente. “DACA nunca fue una solución. DACA fue una curita, y el verdadero problema, la raíz del problema, no se ha arreglado”, comparte Sandra Díaz, especialista en Narrativas de Alianza Americas en Chicago, Illinois. “Desearía que hubiera más... que DACA no fuera la única conversación porque siento que todo con la inmigración y la juventud migrante se centra en DACA cuando en este momento DACA no puede hacer mucho y es lo único que (los políticos) tienen en la mente”.

Dulce Guzmán, subdirectora de Desarrollo Institucional de Alianza Americas, está de acuerdo: “Creo que la meta sería poner en marcha un programa para todas las personas que actualmente están en el país sin papeles”. Sin embargo, reconoce la necesidad de tomar medidas en lo inmediato para proteger a las familias. “En el corto plazo, sería ampliar programas como DACA; con iniciativas como la propuesta, pero nunca implementada, de Acciones Diferidas para Padres de Estadounidenses (DAPA, por sus siglas en inglés), que pretendía brindar protección a padres indocumentados; designar el Estatus de Protección Temporal (TPS) para países centroamericanos y asegurarnos de que seguimos renovando esas designaciones porque las condiciones en los países de origen no son seguras. Así que, a corto plazo, me gustaría ver un alivio administrativo para las familias. A largo plazo, hay otros cambios que deberían aprobarse. Por ejemplo, modificar la fecha de registro supondría beneficios migratorios para muchas personas”. 

En los 12 años transcurridos desde el lanzamiento del programa, la primera oleada de personas que solicitaron DACA están finalizando sus 20 o están en sus 30 y están en nuevas fases de la vida, que a menudo incluyen el matrimonio, formar una familia, la expansión de su carrera profesional y la continuación de su educación y obtención de títulos avanzados. A algunas personas, incluso, se les ha abierto una puerta hacia la residencia, como es el caso de Gúzman y de Carolina Ortiz, directora asociada de la organización Comunidades Organizando el Poder y la Acción Latina en Minnesota. Aunque Gúzman está solicitando la residencia permanente a través del matrimonio con una persona ciudadana estadounidense, admite que siente una lucha con esta nueva identidad. “Entender mi estatus y ser beneficiaria de DACA se convirtió en una parte tan importante de mi identidad que realmente se apoderó de la forma en que pensaba sobre mi vida”, dice. “La idea de ya no ser eso o no hablar desde esa perspectiva, se siente realmente difícil”. Ortiz, que recientemente recibió la residencia permanente a través del matrimonio comparte un sentimiento similar. “Me casé, y ahora tengo la tarjeta de residencia. Así que ahora tengo ese estatus (regular) gracias a mi matrimonio. Ha sido una montaña rusa de emociones y batallas, altibajos”. 

Lo que queda claro a lo largo de estas entrevistas es la pasión con la que las personas beneficiarias de DACA hacen su trabajo influenciadas por sus experiencias con el sistema de inmigración estadounidense. Además de sus carreras, algunas personas siguen avanzando en su formación para apoyar a las comunidades con las que trabajan, como es el caso de Daniela Carvajal, organizadora de derechos de los inmigrantes en la organización Centro Presente, en Boston, Massachusetts, quien ayuda a mujeres y niñas centroamericanas a desenvolverse en el sistema de inmigración estadounidense y a superar traumas. Carvajal está cursando una maestría en Trabajo Social Clínico con la esperanza de poder atender mejor a las personas inmigrantes que han sufrido traumas. “Me encantaría combinar el trabajo que hago ahora con la comunidad inmigrante y hacer más trabajo clínico porque eso es algo que es muy necesario en este momento”.

Hoy en día, DACA pende de un hilo debido a los llamamientos para poner fin al programa y los recientes aumentos en las tasas de renovación. Sin embargo, la lucha por más vías hacia la protección permanente para la comunidad inmigrante en general continúa. “En todos los aspectos, creo que es beneficioso para todos. Es sólo que las opiniones contrarias a la inmigración no nos dejan avanzar", afirma Ortiz. “Yo tuve la suerte de encontrar a un hombre al que amaba, y me casé, pero ¿cómo abrimos esta posibilidad (de obtener residencia permamente) para toda la gente?”. 

Mientras continúan los llamados a reformar el programa y crear otras políticas migratorias, Luis López Reséndiz, director de Operaciones de Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO) en Los Ángeles, California, deja claro que si bien los cambios o la pérdida del programa DACA serían un golpe para la comunidad indocumentada, la lucha por los derechos de los las personas inmigrantes continuará como lo fue antes del programa DACA en 2012. “Perder DACA sólo significa volver a los orígenes: organizarse y exigir lo que la comunidad DACA y la comunidad indocumentada en general merece, que es un camino justo y real hacia la protección permanente”, agregó.

(Estos vídeos sólo está disponible en inglés)

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